
La afición a este instrumento no le brota de nuevas. Por lo visto, y según cuentan en The Sunday Times, la pasión por el piano le viene desde joven, cuando escuchó a un vecino interpretar unas notas de Chopin. Mira tú, existen vecinos que aportan cosas diferentes a las goteras y a dejar rebotar canicas en su suelo (nuestro techo). La cuestión es que este galés retoma lo del piano a sus 69 años (nunca es tarde si la dicha es buena). Y además, retoma por todo lo alto: no se crean que se va a dedicar a deleitar a sus amigos con pequeños recitales en casa; más bien se embarcará el año próximo en una gira a nivel mundial en cuyos conciertos interpretará composiciones propias. Esperemos que venda todas las entradas y como mínimo alcance el éxito que ya logró con el disco que lanzó al mercado en en 1986 titulado Distant Star, que llegó a ocupar el número 75 de la lista de los más vendidos en el Reino Unido. De todas formas, la inclinación a la música por parte de Hopkins ya se veía venir desde que en su última película, dirigida e interpretada por él mismo, también compuso la banda sonora.
De esta manera, Hopkins pasa a formar parte de esa larga lista de actores que se ven tentados por la música (o empeñados en ella) y han decidido hacer sus pinitos en este ámbito (con desigual resultado, eso sí). A saber: John Belushi y Dan Aykroyd como The Blues Brothers, Bruce Willis coqueteando con el rythm & blues, Woody Allen y sus sesiones de clarinete, la alternativa Juliette Lewis con su grupo rock-punk The Licks, nuestra Leonor Watling, mejor cantante que actriz (siempre en mi humilde opinión), Scarlett Johansson y sus bien acogidas versiones de Tom Waits, Russell Crowe, Robert Downye Jr., Kenanu Reeves, ... Y si miramos al pasado, descubro que hasta Robert Mitchum grabó un disco de... agárresen... ¡calypso!