El guitarrista inglés, una de las estrellas del 32 Festival de Jazz de Getxo, desprecia los tópicos de este mundillo
John McLaughlin (Doncaster, Yorkshire, Inglaterra, 1942) fue escudero del soberbio Miles Davis en sus LPs de fusión, condujo la Mahavishnu Orchestra y en los 80 formó trío con Paco de Lucía y Al Di Meola, por ejemplo. Siempre fascinante en sus propuestas musicales, responde sin rubor desde su casa en Mónaco.
-Mucha gente piensa que en la música está todo inventado.
-No me entra en la cabeza cómo la gente puede ser tan tonta. La vida es infinita, así como la música. Y también me parecen arrogantes los que dicen esto. Me recuerda a cuando algunos eran quemados por decir que la tierra gira alrededor del sol.
-¿Qué opina de la explosión de músicas étnicas en el mundo?
-Creo que es muy hermoso. La gente está descubriendo que otra gente, en el otro lado del planeta, puede contarle algo muy, muy significativo a través de la música.
-¿Cómo ve la escena del jazz actual?
-Hay algunos intérpretes estupendos, especialmente entre la generación más joven, pero en mi opinión necesitamos una personalidad más fuerte. Existe un aliento financiero potente por parte de las compañías de discos que apuestan por las variaciones más comerciales, como el ‘smooth jazz’ (jazz suave) o el ‘funky jazz’. La mayor parte de este tipo de grabaciones se basan en los clichés.
-A mí me gustan el viejo swing y el bop clásico, que contaban con músicos imponentes. ¿Se pueden comparar con los jazzmen de hoy?
-Las comparaciones entre personas nunca son buenas. Todos somos diferentes y únicos.
-¿Cuáles son sus influencias? ¿Que músicos y guitarristas le gustaban cuando empezó a tocar la guitarra?
-Tengo numerosas influencias. Cuando empecé a tocar oía a los intérpretes de blues del Mississippi, y después la guitarra flamenca y luego el jazz. De éste, sobre todo escuché a Miles y Coltrane.
-¿Usted qué desea expresar al tocar su guitarra?
-Lo único que podemos expresar a través de la música es la historia de nuesta vida. Contamos nuestras relaciones con la gente, con el Universo, e incluso con Dios.
-Antes se ha referido al blues. ¿No cree que muchos guitarristas de blues tocan siempre lo mismo?
-En cierta manera esos estilos se han convertido en clásicos. El único modo en que podrían evolucionar es absorbiendo otra manera de tocar, que podría provenir de otra cultura. No hay ninguna razón por la que estos estilos no evolucionen. ¿Quién es para afirmar esto debería ser así y eso así? Sólo los puristas, y son idiotas.
-Hace poco vimos en el Getxo & Blues al guitarrista Robert Cray, uno de los pocos bluesmen frescos y creativos.
-Me gusta mucho. Estuvimos en el Crossroads Guitar Festival el año pasado.
-Y también ha tocado con Paco De Lucía, un maestro. ¿Qué envidia, o simplemente le gusta su fraseo?
-Me encanta la guitarra flamenca desde que tenía trece años. Paco es el gran maestro de ella. Él ha asumido riesgos al absorber música de otras culturas, del jazz por ejemplo, y ha pagado un alto precio por las críticas de los puristas aunque al final él es el único que ha enriquecido el flamenco y su tradición. Paco tiene un instinto musical impecable, un oído maravilloso y un tempo perfecto.
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